lunes, 20 de abril de 2015

Les habla el Comandante

F.G. Barajas. 04.2015.
Las tragedias colectivas nos dejan "tiernos", porque ponen en evidencia con su sórdida brutalidad, -con su injusta arbitrariedad-, que somos completamente vulnerables, que siempre estamos inermes ante la decisión criminal o el fallo inesperado.
F.G. Sobre las nubes. 04.2015.
Seguramente la autoridad consiste también en percibir el pánico sordo de las personas que vas a transportar y que de ti dependen: saber apreciar que se mueven menos y de forma distinta; que hablan más bajo de lo habitual y solo lo imprescindible; que permanecen alerta y, sorprendentemente, prestan atención a las archisabidas instrucciones de seguridad que mecánicamente escenifican las azafatas.
F.G. El vibrante Mediterráneo del golfo de León. 04.2015.

Entonces se hace necesaria la intervención del Comandante, que nos habla en tono relajado de asuntos infrecuentes -más allá de la información rutinaria sobre alturas, pies, velocidad de crucero, ruta, temperatura y hora de llegada prevista-. Nos hace el elogio de la aviación (tan necesario para los bípedos implumes inmersos en la acción contranatura de volar, aunque sea dentro de una máquina); nos canta la belleza de su profesión, de su rigurosa exigencia, de la entrega vocacional al delicado servicio, de los estrictos protocolos de mantenimiento de los aparatos; y lo hace como si lo hiciera un hermano mayor, como un amigo que sabe de lo que habla y que hemos tenido la suerte de que nos pueda acompañar sentado en el asiento contiguo.
F.G. Más blanco que lo blanco. 04.2015.
Y nos habla una segunda vez de las bellezas del territorio que sobrevolamos y de la ciudad que nos espera, de sus atractivos únicos y de las cualidades de sus habitantes, como si fuera una novia.
F.G. Novedades aeronáuticas.. 04.2015.
Y una tercera acerca del esfuerzo de la tripulación por mantener la armonía y las buenas caras, y de su afán por tranquilizar a quienes han depositado en ellos su confianza, porque somos, al fin y al cabo, la justificación de su trabajo. O sea: como una madre.
F.G. Un plácido vuelo. 04.2015.
Este calmante arrullo en tres idiomas acaba por producir el efecto deseado, y el pasaje se relaja y vuelve al runrún y al movimiento habitual, a la lectura o al sueño, por fin conseguida la intención sedante pretendida.
La palabra tiene propiedades terapéuticas. Percibir empatía alrededor nos consuela. La cordialidad nos relaja y ahonda nuestro bienestar.
F.G. Torre de control del aeropuerto de Viena. 04.2015.

la vuelta, quizá porque la traumática impresión se ha ido disolviendo con el paso de los días (ya sabes: el tiempo lo cura todo...), el protocolo comunicativo se reduce a lo imprescindible. A la fría mecánica del reglamento.

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