jueves, 20 de noviembre de 2014

Un pedazo de cielo cristalizado

Javier Pérez. Un pedazo de cielo cristalizado. Venecia, 2001. 
El artista Javier Pérez creó en 2001 para el pabellón español de la 49 Bienal de Venecia la obra titulada Un pedazo de cielo cristalizado, compuesta por 12.000 piezas de cristal soplado colgadas de una estructura metálica semiesférica que vibra sacudida esporádicamente por un motor. El movimiento pone en marcha un "ruido secreto" producido por el choque de los vidrios, que es percibido por el espectador como un estruendo variable.
Javier Pérez. Un pedazo de cielo cristalizado. Venecia, 2001.
Explicaba el autor su intención a partir del análisis de la imagen y la historia de Venecia, una ciudad repleta de cúpulas (que en la iconografía religiosa representan el espacio celeste) y reflejada en la vibración del agua. La disposición de la obra la convierte en un cielo invertido, bellísimo pero amenazante, porque choca sobre nosotros, que lo percibimos como inestable. 
Javier Pérez. Un pedazo de cielo cristalizado. Venecia, 2001.
Y atronador. La sacudida del motor afecta simultáneamente a todas las piezas, produciendo sonidos distintos en función de su tamaño y la distancia entre ellas, consiguiendo un resultado global variable, irregular, descendente y rumoroso.
Javier Pérez. Un pedazo de cielo cristalizado.
Artium, Vitoria. 19.10.2014.
La obra se adaptó posteriormente al recibidor del museo Artium, de Vitoria, donde fue ubicada a mayor altura de los espectadores y en un ambiente más luminoso y con luz natural, en una zona de tránsito y llena de interferencias visuales.
La obra instalada en Artium. Vitoria.
Y con los ruidos añadidos por la vida cotidiana de la ciudad, inesperada intromisión que amplifica el buscado efecto de imprecisa amenaza.

1 comentario:

  1. Alguna, rara, vez aciertan los arquitectos.
    No es este el caso, lamentablemente.

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