martes, 3 de diciembre de 2013

La puntuación...


Guillaume Apollinaire. La colombe, y su versión en castellano.

..."(...) es sagrada incluso cuando no lo es. Se trata de la partitura de un texto, por eso lo primero que hago en el folio es puntuarlo en blanco como una especie de crucigrama y luego rellenarlo con palabras que voy pensando al chus. A esto le presto una atención delicadísima y obsesiva que raya la paranoia, pero la estructura física de la columna me importa tanto que cualquier día empiezo a contar las cosas con acrósticos. Procuro que si repito palabra no cuadre una encima de la otra, me gusta saber con qué sílaba termina cada línea de texto y procuro alinearlas todas febrilmente en vertical alambicando sonidos. Se me dirá que no consigo una mierda y es verdad, de ahí también la ternura que despierto. Este trabajo que hago yo en el folio tratando de calcular los márgenes de la columna del periódico es propio de un demente, y sé que acabaré escribiendo artículos de prensa como Guillaume Apollinaire, dibujando caballos y señores con las frases; dibujando, directamente, el rostro de Rajoy con falsas palabras de amor. La locura artística me lleva al simbolismo estético; la necesidad de comer, al formalismo. La fusión acabará con mis pulmones".(...)

TalR. Spiral bar. 2002.

Esta alucinada confesión es de Manuel Jabois, el tremendista estilita, que cuenta en Manu (editorial Pepitas de calabaza, 2013) su proceloso traslado periodístico desde Sanxenxo (¿de ahí la referencia al presidente?) a Madrid, parejo al proceso de embarazo, gestación y natalicio de su primogénito. La paternidad reciente le disculpa (al menos en parte) porque, ya se sabe, "un hijo es como tener algo siempre al fuego", en sentencia de un amigo que recoge como proemio. 


IWDRM a partir de un fragmento de Brazil (Terry Gilliam. 1985)

Seguro que el editor de su periódico no le da tantas vueltas a la columna. Pero ahí queda la confesión como claro ejemplo de vocación de estilo, de afán por buscar la oculta melodía de las palabras.


Acróstico dedicado al emperador Carlos I.



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