domingo, 2 de junio de 2013

¿Sabéis, mis cielos,...


Jesús López-Araquistain. Dobres (Cantabria). Mayo de 2013.
Estaba yo tratando de discernir, entre la sobreabundancia pajarera que nos rodea esta húmeda primavera, ciertas peculiaridades canoras, cuando me encontré con un hermoso poema de Agustín García Calvo, (el "pájaro cantor", según su compañera Isabel Escudero). Después de su lectura, y como por ensalmo, la pesquisa perdió buena parte de su relativo interés. Dice así:

"¿Sabéis, mis cielos,
dormidos ojuelos?
Que es todavía Enero,
frío y sereno,
pero
por las mañanas en el huerto
están llenos
los almendros
de trinos y zureos,
silbos y trémolos y gorjeos.

Y me despiertan
las almas a medias,
y en el oír se quedan
medio traspuestas.
Pena
(y ya el pensarlo me desvela)
que no sepa
conocerlas
por nombres y por señas
en la coral cada voz y cuerda.

Dudando opino
"Aquel es el mirlo";
"y ese quizá el chorlito
o el herrerillo"
digo;
pero y ¿aquel del triple trino?
¿y el del tímido
silbatillo?
¿y aquel del tutovío?
¿y ese del lánguido gorgorito?

Ay, no, no puedo
ni dar, como debo,
a cada uno de ellos
gracias al menos.
Cierto
que aunque los nombres les supiésemos,
de Linneo
o del pueblo,
tampoco fueran esos
nombre de aquí no de aquel ni estos.

No tengo propio
ni nombre ni apodo
de cada voz que oigo,
y lo deploro.
Sólo
que tantos versos que conozco
y con gozo rememoro,
no sé el autor tampoco
ni de quién son, si de uno u otro.

¿Serán de Eugenio?
¿O son de Guillermo?
¿O de Gabriela? ¿O Sergio?
¿Eran de Homero?
Y eso
de 'Homero' ¿es nombre? Y ¿de qué muerto?
Si lo pienso,
no me acuerdo.
Y tantos palabreos
que han de volar por ahí sin dueño!

Volar, las voces:
el nombre lo roen
en el desván los ratones
olvidadores.
Con que
no por andar buscando informes
de cantores
ni sus nombres,
dejéis de oír, amores,
lo que al quebrar de tus sueños oyes.

Oíd, oídlos
zorzales, ovidios,
dílanes, estorninos,
tordos y píndaros,
vivos,
villones, burnes, andarríos,
y arandillos,
y virgilios,
rosvitas, zarapitos,
paros, arquílocos o cernícalos,

y colibríes,
pinzones, manriques,
chovas y holderlines,
góngoras, kitíses,
miles,
jilgueros, aliguieros, buitres,
cucos, rilquies
y valmikis,
sisones y dinises,
tórtolas, ésquilos y valeríes.

Amores buenos,
a ti todos ellos
te los regalo, en estos
hilos del tiempo
presos,
que tañan tus oídos tiernos
cuando el cielo
del invierno
yendo a asomar, ojuelos,
casi queráis florecer del sueño."


Agustín García Calvo. Más canciones y soliloquios. Editorial Lucina. Zamora. 1988.

Jesús López-Araquistain. Vega de Liébana (Cantabria). Mayo de 2013.

Para hacer tándem, quería traer aquí una grabación con el creciente sonido del amanecer en la montaña, desde el fondo nocturno de la mañana  hasta el esplendor de un domingo de primavera. Además de los pájaros, despiertan en ella la vida ganadera y las actividades humanas, amparadas por el constante rumor del río y la pequeña cascada en el fondo del valle, una especie de bajo continuo amplificado por las paredes de la alta sierra.
Eso era lo que yo tenía previsto, pero imponderables técnicos no lo han hecho posible. Más adelante, si mis capacidades me lo permiten, os lo haré llegar, porque creo que realmente merece la pena. 
Disfrutad, mientras tanto, del poema y de las magníficas fotos.
Jesús López-Araquistin. Vega de Liébana (Cantabria). Mayo de 2013.

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